El imperialismo estadounidense se describe como políticas orientadas a expandir las ideologías políticas, económicas y culturales de Estados Unidos a las regiones más allá de sus límites.
El imperialismo estadounidense de basa en ideologías expansionistas fundamentadas en la idea de una superioridad blanca, una creencia en el excepcionalismo estadounidense y el propósito de tomar territorios para obtener beneficios económicos, y como parte de una estrategia.
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Cómo se inició el imperialismo de Estados Unidos
El imperialismo de EEUU está fundamentado en el excepcionalismo. Es decir, que Estados Unidos es un país especial entre las naciones del mundo en la mayoría de las áreas como su credo nacional, historia e instituciones, política y religión.
También se podría decir que el excepcionalismo es la idea de que Estados Unidos tiene un propósito definido en el mundo, el cual es difundir la libertad y la democracia. Algunos historiadores, como Alexis de Tocqueville, señalan al país norteamericano como una nación única.
El imperialismo estadounidense no tiene un inicio concreto, e incluso es muy difícil descubrir sus inicios. Personajes de renombres históricos han dicho que comenzó cuando se inició la redacción de la Constitución.
Varios historiadores como Donald W. Meinig, coinciden que el imperialismo; o por lo menos su comportamiento y práctica, comienza con la compra de Luisiana. Para ese momento, Estados Unidos se impuso sobre los nativos americanos.
Independientemente de sus orígenes, el imperialismo estadounidense llegó a la cúspide desde el año 1800 hasta los años subsiguientes a la Segunda Guerra Mundial. En este periodo Estados Unidos controló político, social y económicamente a países como Filipinas, Alemania, Cuba, Corea, Austria y Japón.
Un ejemplo del imperialismo norteamericano fue el 17 de enero de 1893, cuando la última reina de Hawái Liliuokalani, sufrió un golpe de estado por parte de algunos ciudadanos que mostraron oposición al intento de redactar una nueva Constitución por Liliuokalani.
Para el año 1897, el presidente Willian MacKinley firmó la anexión de Hawái en concordancia a un equipo de anexionistas de la República de Hawái.
Características del imperialismo de Estados Unidos
El imperialismo norteamericano ha sido conocido por la práctica de ejercer dominio o control total o parcial, a otras naciones a través de la intervención militar o por medio de alianzas con poderes propios del país. En algunas ocasiones, esto se llevó a cabo por la invasión militar como fue en caso de la invasión de Haití y República Dominicana.
El imperialismo de Estado Unidos tiene la particularidad de mantener bases militares en el país al que desea dominar. De esta manera, evita las revueltas y levantamientos en su contra. La mayoría de los casos son personas oriundas del país que son entrenadas y pagadas para tal fin.
Estados Unidos se beneficia económicamente de su poderío al comprar a muy bajo costo la materia prima de los países dominados, y venderla manufacturados a precios más elevados a otros países.
También se caracteriza por tener poder político en las naciones dominadas a favor de sus intereses. Este control político lo mantienen gracias a personas nativas del país o dirigentes y representantes estadounidenses.
Estados Unidos siendo un país imperialista impone sus valores, políticos, culturales y normas económicas y sociales en los países dominados. Esto parte del hecho de la idea de que son un país superior y excepcional.
Una característica principal de este imperialismo es que se presenta como un agente moral, que tiene como propósito ayudar a otros países a alcanzar la libertad y la democracia. Así adoptan a los menos favorecidos para sumarlos a sus territorios.
Otras de las características es el control bancario. Estados Unidos ha comprado entidades bancarias alrededor del mundo, aumentando su economía y estableciendo su modelo para hacer banca, tomando en cuentas las singularidades del país.
Consecuencias del imperialismo de Estados Unidos
El imperialismo de Estados Unidos trajo para sí consecuencias positivas, porque el país se hizo más grande y rico. Sin embargo, para los países dominados ha tenido profundos efectos negativos, como la pérdida del territorio o los recursos naturales propios de la región.
Un ejemplo de ello es cuando Estados Unidos se expandió, tomando tierras mexicanas, ya que se le consideraba incapaces de administrarlas correctamente. En otras palabras, México sufrió los efectos negativos del imperialismo norteamericano al ser expropiadas sus tierras.
A las consecuencias anteriores se le añade la pérdida de identidad y el deterioro de los valores y creencias de los países dominados, así como su transculturación. Las guerras y genocidios son también los resultados crueles del imperialismo norteamericano.
Otros de los aspectos negativos son la amplitud de las diferencias raciales y étnicas entre los países menos favorecidos. Varias de estas consecuencias perduran en el tiempo. Son generaciones y generaciones viviendo en conflictos y guerras, dejando con los años más miseria y territorios devastados.
